La final más larga del mundo no tiene cuándo definirse. Luego de una extensa reunión de casi dos horas de duración en la que participaron Alejandro Domínguez, titular de la Conmebol, los presidentes de Boca Juniors y River Plate y Claudio Tapia, titular de la AFA, se decidió reprogramar la final de la Copa Libertadores para los días 8 o 9 de diciembre en un escenario fuera de Argentina.

Sin embargo, esta posición está sujeta al fallo del Tribunal Disciplinario de la Conmebol que será quien finalmente decida si existen argumentos necesarios para castigar al club River Plate. Al respecto, Boca hizo un reclamo formal de 26 páginas en donde exige que se suspenda la final y se descalifique a River por los incidentes ocurridos el sábado en las adyacencias del estadio Monumental. Será justamente el Tribunal Disciplinario el que decidirá si darle la razón al club presidido por Angelici.

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“Hemos llegado a Paraguay por pedido del presidente de la Conmebol para comunicarnos que el Comité Ejecutivo tomó la decisión de que el partido se juegue. Boca escuchó las palabras del presidente y le comunicó que la comisión de Boca pidió la descalificación de River y que esperará una resolución del Tribunal Disciplinario. Nosotros no aceptamos jugar ningún partido hasta que el Tribunal no se expida”, aseguró Daniel Angelici, presidente de Boca Juniors.

El propio Angelici afirmó que, en caso la decisión no les sea favorable, recurrirán al Tribunal de Apelaciones de la propia Conmebol y, si es necesario hasta el TAS.

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— La Kalle (@LaKallePe) November 27, 2018